18/9/08

El lujurioso jardín invisible

Cuento inspirado por este enlace.

Había no dos, ni tres, sino sólo una vez un bonito jardín perdido en mitad de un pueblo. Pero no era un jardín corriente ya que las plantas eran muy peculiares ya que eran invisibles y tenían formas... Esto... Extrañas. Debido a que para todo el mundo el jardín no era más que un descampado ya que no podían ver las plantas los jóvenes aprovechaban para realizar actividades nocturnas posiblemente mal vistas por sus padres. Tal exposición a tan viles actos dio lugar a mutaciones en los vegetales dotándolos de tallos de formas alargadas y gruesas; frutos de redondeados y blanditos; y flores de dos pétalos que se abrían exhalando un aroma embriagador.
Las invisibles plantas de este jardín perdido en mitad de un pueblo hacían sentir extraño a quien entraba en el descampado que era en realidad el jardín. Si pasabas la mano cerca de la hierba podías notar un extraño calor, a veces encontrabas savia blanca de las plantas en el suelo y mejor no contar lo que pasaba si bostezabas o te sentabas.
Un día llegaron unos señores de la ciudad y construyeron una casa sobre el jardín para pasar los fines de semana y vacaciones. Esto no gustó a las plantas del jardín que, como eran invisibles, no se habían molestado en retirarlas antes de construir la casa sobre ellas. Un buen fin de semana que la familia venía a pasar unos días las plantas decidieron tomar venganza. Durante tres noches sodomizaron al padre y obligaron a la madre a hacerles felaciones pero, al despertarse, los dos lo tomaban por un sueño y se olvidaban del tema (y es difícil olvidar el tema si despiertas andando como un cawboy o con savia de plantas en la comisura de los labios). Pero un día decidieron tomarla con las dos hijas del matrimonio de quince y trece años. Mientras ambas estaban sentadas en el porche de la casa fueron atacadas por las lujuriosas plantas invisibles del jardín que desvirgaron a las dos jovencitas. Éstas, asustadas, fueron a sus padres con el cuento y estos se dieron cuenta de que en esa casa pasaba algo. Intentaron salir de la casa y huir pero las plantas habían atrancado todas las puertas y ventanas.
Durante semanas de la casa llegaron sonidos de gritos de dolor (o de placer) pero ningún pueblerino fue en ayuda de uno de esos paletos de ciudad de los que no se volvió a saber. Con el tiempo la casa se derrumbó y las plantas del jardín volvieron a ser felices.

8/9/08

¿Qué fue de la tagboard?

Alguno se estará preguntando: "¿qué ha pasado con esa barrita de chat tan mona que había a la derecha de la page?". La respuesta es simple, amigos, dado que sois, en su mayoría, unos vagos ideputas que encuentran más fácil escribir un par de paridas raras en la tagboard que en lugar de dejar un comento decente en las entradas he decidido ocultarla hasta nueva orden a ver si así buscáis otra forma de expresaros en forma de insultos mediante los comentos del blog. No pido tanto, joder, sólo que por una vez haya más comentarios que entradas, ¿es tanto pedir? Pues sin más os vuelvo a repetir que sois unos bastardacos y vuelvo a lo mío. Sus den.

7/9/08

El santo caracol derrapante


¿Quién no ha oído nunca el buenísimo chiste de: "va un caracol y derrapa"? Es casi tan famoso como "van dos en una moto y se cae el de enmedio por la ventanilla de atrás".
La realidad es que el Santo Caracol Derrapante, SCD para los amigos, existe realmente. Bueno, en realidad existía antes de que existiera cualquier otra cosa porque él es así de chulo. Y no es raro que lo sea, derrapar a 0'02 km/día es una proeza digna de mención.
Sin duda el SCD merece que se le adore como es debido y si no lo hacéis mirad lo que os pasará:


Mwahahahahahahahaha!!! (también lo hay en versión clitoriana).

4/9/08

Cuento del conejito feliz

Érase una vez o dos o tres o cuatro o las que hicieran falta en un reino muy muy lejano de esos que venden por cinco leros en una tienda de los chinos con sus montañitas, sus arbolitos, sus... bueno con todo lo que tiene un reino de esos. Pues en uno de esos reinos (el que nos ocupa estaba rebajado a un lero por ligeros problemas con respecto a la caducidad) vivía un príncipe que... ¡No!, mejor un dragón... ¡Nah! Una princesa de rizos dorados... Ummmh... Tampoco... ¡Ya! ¡Ya sé! ¡Lo tengo! Vivía un conejito feliz con una pata, tres rabos y dos cabezas que corría tranquilamente por el reino aquel de rebajas esperando que al pirado que escribe esto se le ocurriera algo para que él hiciera. Para desgracia suya esto no se hizo esperar ya que pronto el cielo se nubló por la presencia de cientos... No, ¡miles! de monos alados portadores de espadas envenenadas con saliva de Carmele Marchante que se lanzaron en veloz picado sobre el pobre e indefenso conejito. Éste, ante el envite de los simios, actuó con valentía y echó a correr con con los rabos entre la pata y llorando a cuatro ojos y gritando a dos bocas. Los monos le persiguieron un rato hasta que el conejito consiguió ver un río y el pensamiento de tirarse al agua para despistar a los monos le vino a la mente. También le vino a la mente el lecho seco del río y tremendamente duro cuando saltó sin mirar (pero esto de forma más literal) desnucándose contra él. Los, monos, viéndolo muerto, dejaron el cadáver y se marcharon volando, tal vez a acosar a otro indefenso conejito sin nada de especial. El conejito permaneció algunas horas muerto y espatarrao en el fondo del río con una bonita mueca de dolor en la cara hasta que pasó por allí una linda princesa de rizos dorados y mejillas sonrojadas a la cual le iba la necrozoofilia (qué tiempos corren... antes las princesas no eran así, antes lo máximo que les iba era el sado duro) que, al ver el conejito no pudo evitar darle un besito de amor (y lo que vino después). Y tras ese besito de amor (y lo que vino después...) el conejito milagrosamente revivió pero metamorfoseado en Rambo con mala hostia y, al ver a la princesa espatarrá en el suelo delante de él no tuvo nada mejor que hacer que sacar su AK47 y fusilarla en el sitio. Tras lo cual se arrancó la cara dejando a la vista una cabeza de cabra, sacó su cuerpo de cabra del resto del disfraz y corrió a los bosques cercanos a pastar dejando el cadáver de la princesa.
FIN