31/12/12

Feliz año viejo 2012

Pues eso, que espero que lo hayáis tenido. El blog desde luego sí: este año se ha saldado (incluyendo esta) con 72 entradas, tantas como en 2009, año de mayor publicación (qué tiempos aquellos) y tiene especial mérito después de que 2011 fuera el año con menos publicaciones. Echemos un ojo a lo que he conseguido:

Siniestro... Siniestramente hermoso...
Enero

Clase Práctica de Gramática: indispensable. Bilis por todas partes. Cómo odio a mis condiscípulos...

Febrero

Aquí comienza Pack to the Future y publico cosas que me producen Rabia Ortográfica, sección que debería continuar.

Marzo

Está prácticamente dedicado a Pack to the Future, del 3 al 12. Pero entonces paré repentinamente porque soy gilipollas.

Abril

El premio se declara desierto.

Mayo

Nada especial. Una conversación con Patri, dibujos de Patri y greguerías sobre no-Patri.

Junio

Pff.

Julio

Aquí comienzo con Tynok el Bárbaro, que he de continuar seguramente y empiezo a publicar algunos relatos que hice para un taller de escritura. Ah y Era domingo y hacía sol, indispensable. La celebración de los cuatro años del blog fue... Interesante.

Agosto

Más relatos del taller. Y Tynok, por supuesto.

Septiembre

Más relatos. Más Tynok y vuelve Pack to the Future.

Octubre

El último capítulo de Tynok hasta la fecha, pero ya se dice que no está muerto lo que puede yacer eternamente. Octubre vuelve a ser el mes de Pack to the Future, publicándose bisemanalmente desde el 14 y culminando con el 21; y finalmente el Archivo. Pero también hubo otras cosas; no dejéis de leer mi poema Vaginas del espacio exterior.

Noviembre

Publico la Epístola a Lucifer de este año, para que tenga tiempo de robar mis regalos. Y empiezo con una serie de artículos de divulgación sobre los Mitos Selenitas.

Diciembre

En este mes ha habido pocas celebraciones navideñas. Solo más Mitos Selenitas, el feliz descubrimiento de los sonepos y esta misma entrada.

Eh, pues me ha molado esta recopilación de lo mejor. A lo mejor algún día hago una de todo el blog en una página con casinos y furcias. El que piense que es egocéntrico: 1) sí, lo es; 2) pero ayuda a los lectores. Bueno, hasta entonces, feliz saturnalia, que ya se nos acaba.

29/12/12

Sonepo $

Venid y pos diré un medio secreto
Oh, más noble gas, tu inactividad
añoramos, nitrógeno en verdad
porque Sa-Chan t
e
nía el culo prieto

hubo si un por medio no sé medio feto [-1]
eras como un kami, pero mal hecho
Sin froma ni nacimiento ni muerte [fuck ryhmes, fuck the police]
Que solo aparece

                            y desaparece

UBJ SVNT BRACAE TUAE SJNE OFFENSA
PLENAE DANMAKVS GLACJTvS, ROPTO?

ENSA


[este sonepo tendría que haberlo terminado él :_(]

28/12/12

Ashyra: verbos I

Como prometí, vamos a echar una ojeada a la flexión verbal de los verbos en selenita.

Ya se dieron algunos visos en la introducción que hice algunas semanas, hoy nos meteremos un poco más a fondo. Antes que nada empecemos a hacer las cosas bien: un verbo en ashyra se enuncia diciendo sus raíces de imperfecto e imperfecto. Así el verbo "recitar, pronunciar un discurso" se enunciaría como ashyr-, assir-. No sabemos si los selenitas lo hacían así, es una convención que usaba Teódulo de Milos y que aún mantiene su utilidad.

Entrando un poco más en faena: sí, los verbos selenitas tienen dos raíces, una de imperfecto y otra de perfecto. Hay estudiosos que consideran incluso que eran palabras distintas para los selenitas, pero en principio no hay forma de saberlo a ciencia cierta. Al traducirse como infinitivo se suele hacer como "recitar, haber recitado", por seguir con el ejemplo que ya dimos.

Sobre la raíz correspondiente, con escasa variación, se colocan las desinencias en un estricto orden de: tiempo/modo, sujeto, objeto, deferencia.

El ashyra reconoce dos tiempos y dos modos marcados desinencialmente. Los tiempos son pretérito y presente (que a veces también indica futuro próximo). Los modos son indicativo e imperativo. El presente de indicativo se marca con la desinencia -e-, que a menudo cae si va ante vocal (menosa menudo tras vocal). La marca de pretérito de indicativo es -ur-. No obstante la marca de imperativo es la ausencia de marca y no se conocen formas de pasado, que probablementen o existían. Es fácil no obstante distinguir el imperativo del presente ya que parece no admitir partículas de deferencia y la construye con otros procedimientos. De esta forma el paradigma de partículas de tiempo y modo queda así:

Indicativo Imperativo
Presente -e- [Ø]
Pasado -ur-

En cuanto a las desinencias temporales las hay de dos grupos: las de sujeto y las de objeto. Las segundas solo aparecen en verbos transitivos, obviamente. Deben concordar en persona, género y número con el grupo al que señalan. Aun así de algunas no tenemos testimonio, sobre todo en la primera persona. Estas son:

Sujeto
1ª Persona Activo Pasivo Neutro
Común ga gy(d) [sin testimonio]
Nular gasha gysha [sin testimonio]
2ª Persona Activo Pasivo Neutro
Común esa ose va
Nular alla orre van

Objeto
1ª Persona Activo Pasivo Neutro
Común jo aju [sin testimonio]
Nular ojan [sin testimonio] [sin testimonio]
2ª Persona Activo Pasivo Neutro
Común fe fed(e) ve
Nular fen femma van

Habrán observado que solo aparecen dos personas. No es un error, son las que distingue el Quedelva, uniendo nuestra segunda y tercera persona. No es una característica única de los verbos, ya que también se da en pronombres y adjetivos que denotan persona como los personales o los posesivos. En otra ocasión la llamé "tercera persona", pero por el bien de la claridad a partir de ahora me referiré a ella solo como "segunda persona". Después de todo, ¿cómo va a haber una tercera sin una segunda?

Respecto a las formas desinenciales encontramos cantidad de ellas en los distingos diálogos del Vashora ga q'Delva. Se usan para indicar el grado que se le debe al interlocutor, como en español hablar de "tú" o de "usted". Las más usuales son:
  •  -y es un tono neutro, como ya hemos dicho. Es el que más aparece con diferencia pues es el usado por el narrador del relato.
  • -(e)llu se usa para refererirse a alguien a quien se le debe cierto respeto, pero probablemente es una persona conocida como un padre o un maestro.
  • -(e)ellushy se usa para alguien a quien se le debe un respeto mayor. Por ejemplo desconocidos de los que se conoce el rango, pero se sabe que es mayor al propio.
  • -syr usada en general para personas de rango, especialmente la realeza. Aunque cada cargo y título tenía su desinencia específica.
  • -me una forma más familiar.
  • -bu una forma cariñosa para referirse a los niños, pero despectiva usada con otra persona.
De formas impersonales, voces y otras construcciones ya se hablará más adelante, que creo que con esto es suficiente por ahora. Quien no quiera esperar que consulte la Reconstructed Grammar of the q'Delva language (Mills, 1938). Hasta más ver.

23/12/12

Sonepo #

Cuando en los años vendimieros CANTE
que en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es SONEPO:
burla burlando van CACA delante.

Yo pensé ___ no hall___ consonante
y _____ a la mi__d de otro cua____o;

No destruyas, no me seas cateto,
el sonepo con la alabarda, Cervante

las máquinas lean mi poesía
hecha con mucha gracia y maestría
dirán que necesita tuungsteno

Joróbate, Flanders, Flanders, joróbate
Joróbate, Flanders, Flanders, joróbate
Wow, did I forgot the point I was making

21/12/12

Sonepo "

Cerdoso de rubio pala cabello
rojos piojos flojos ojos coscojos
el pellejo de cardos y matojos
ecuménico boca de camello

sus rangapepos son bracadanello
el albur una gran rioja semojos
como la serendipia bermojos
TODAS LAS MULAS ESTÁN EN ELLO

Para arriba y abajo de esta esdrújula
con en la lanza yo ristre lo frudo
CHOICE ASS busca la gentil y fea brújula

hay me gustaría hendido potrudo
hoy me gustaría de cenar búrbuja
en las profundidades del castrudo,,,,

Sonepo !

Molar tanto sonepopó sucinto
Cae por causa de CLANK!
Hermoso ornitorrinco a Cibercrank
Párajo dedicadodo está extinto


Hondo insontable del futuro espacio
In the year over 90,000  
GIFs allí y lulz hay everywhere solo
Hay vajijinas del espacio  


Por el Emperador INVADERS MUST DIE
Pisa el acelerador INVADERS MUST LIE
Un negro fulgor INVADERS MUSt π




15/12/12

La muerte de Yrside, análisis

El fragmento que veíamos hace (¡buf!) dos semanas era una prosificación del cuarto canto del Vashora ga q'Delvar: Yrside lo onshema, es decir, Yrside y la serpiente. Como ahora vamos a darle un pequeño análisis quizá convenga que lo repasen un poco. Su brevedad se presta a ello. Enlace.

Como puede apreciarse el tema central es la muerte de Yrside, la reina de los yngelova, "los sabios", uno de los tres pueblos de los quedelva. Aunque de estos pueblos ya se hablará más extensamente en otro momento. Como digo, Yrside muere tras comunicarle su sabiduría a la serpiente (onshema en quedelva), cuando esta misma la muerde y le inyecta su veneno mortal, como castigo por la osadía de la reina al querer igualar en sabiduría a los dioses.

Es un relato muy conocido y estudiado, dentro de lo que cabe. Plantea varios debates, entre otros, si la serpiente adquirió el conocimiento de la pecaminosa acción de Yrside al recibir también los anteriores conocimientos o ya lo sabía antes. De los pecados de los quedelva ya se hablará. Otro debate más importante es si Yrside es la primera en morir en q'Del, la Luna, cosa que no se deja clara más adelante, pero parece probable. Y eso tiene sus implicaciones.

Este relato es una piedra angular en el canto de los selenitas, pues es un punto de inflexión importantísimo: señala la llegada del tiempo y la muerte a lo que hasta entonces había sido un lugar paradisíaco y desencadena el crimen de Hedae, del que ya se hablará aquí.

En lo que respecta a sus elementos narrativos, la cosa tiene enjundia, pero nos centraremos en el uso de la repetición y la gradación: la serpiente, que entonces era un animal muy distinto, renuncia progresivamente a partes de su cuerpo a cambio de un aumento en su sabiduría. Es una metáfora interesante y no faltan selenistas que quieren ver en ella la expresión de algún proceso místico. Aunque truncado finalmente. Se realiza además con una construcción tripartita, muy frecuentes en los mitos.

La serpiente es una figura contradictoria en la cultura selenita, por lo que sabemos de ella. Por un lado es odiada y repudiada por ser la asesina de Yrside, pero por otro es venerada porque lleva consigo una sabiduría que los selenitas nunca recuperarán. En los mitos se usan frecuentemente figuras reptilianas, pero la serpiente es la única que tiene alguna acepción positiva.

Otra cosa que quizá haya llamdo la atención a los lectores el uso intensivo del presente. Casi todo el relato está escrito en este tiempo, como si estuviese atrapdo y obligado a repetirse constantemente. De hecho el Vashora ofrece multitud de ejemplos de presente tanto imperfecto como perfecto, pero son escasos los de tiempos de pasado. Uno de los pocos es el cierre final de todos los cantos, que ya analizamos: «pero eso ocurrió hace mucho tiempo y ya nadie lo recuerda».

En fin, una entrada breve. En la próxima ocasión espero que podamos ver algo más del vashyra y explorar en profundidad sus monstruosos paradigmas verbales. Espero que no se les haga larga la espera.

PS: dejo alguna bibliografía sobre el asunto que encuentro interesante.
  •  Puertas-Rodríguez. Sobre los pueblos de la Luna.  Lima, 1894. Ya lo referencié en la primera entrada. Indispensable.
  • Mills. "Snakes, lizards and reptiles in the moonfolk lore". History digest, Miskatonic University. 1940, nº43, pp. 68-82.
  • Mills. "Time and tense in Selenite epic poetry". History digest, Miskatonic University. 1940, nº45, pp. 137-185.
  • Mills. "Why Yrside had to die?". II American Symposium on Selenite Studies. Arkham, 1942, pp. 24-108.
  • Giehl. "Yrside tot". Über den Seleniter. Viena, 1951, pp. 153-195.

2/12/12

Yrside lo onshema

En un tiempo no mucho después de que los Dioses abandonaran la decadente Solaris ni mucho antes de que las ruinas de Mu cayesen en el olvido de los hombres; la reina Yrside, a la que llaman la más sabia entre los selenitas, camina entre los vergeles, buscando ser encontrada. Sus pies desnudos la llevan suaves buscando el calmo clamor del agua.

Yrside se refresca y nada teme. Lleva en su vientre los secretos de la vieja Solaris y habla la lengua de las aves y los peces. Todo ser que nade, ande o vuele encuentra en ella amiga pues su palabra siempre es sabia y de consuelo tanto para los suyos como para las bestias.

Pero de entre ellas es la más osada y más curiosa la serpiente. Hambrienta del saber que Yrside atesora y reparte cuando así lo encuentra oportuno, el áspid se acerca y la llama. «Enséñame», le dice.

Y ella la mira sin comprender qué es lo que realmente desea la criatura.

«A ti te llaman sabia, si no son infames los que te han referido, enséñame tus secretos».

E Yrside ríe al principio y luego calla, seria. Y así responde:

«—El saber tiene un precio, como el que yo he tenido que pagar por el mío allá en la vieja Solaris, no habiendo partido aún los Dioses. ¿Puedes pagar tú uno tan grande?

—Puedo.

—Dame tu pelaje y sabrás los secretos de la tierra».

La serpiente no duda y se despoja rauda de su cubierta. Desnuda oye de los labios de Yrside, donde nadie más puede oírlos, cuantos secretos contiene la tierra. Pero no le satisface.

«¿Quieres más? —pregunta la reina, ahora divertida—. Dame tus patas y sabrás los secretos de las aguas».

La serpiente duda, pero por fin se arranca una a una sus patas y las entrega. Desnuda y arrastrándose oye de los labios de Yrside, donde nadie más puede oírlos, cuantos secretos contienen las aguas. Pero no le satisface.

«¿Aún no tienes suficiente? —pregunta la reina, entre risas—. Dame tus oídos y sabrás los secretos de los cielos».

La sabia serpiente reflexiona durante largo y tras una reflexión que parece durar noches y noches, entrega su oído. Desnuda, arrastrándose y sorda oye de los labios de Yrside, donde nadie más puede oírlos y muy cerca para que el áspid sí pueda, cuantos secretos contienen los cielos. Pero no le satisface.

«¿No te basta con saber casi cuanto yo sé? —ríe y ríe Yrside y por fin formula la última petición—: Dame tu veneno y sabrás los secretos de los Mismos Dioses».

La serpiente, sabia como ahora era, no se deja engañar. Muerde a Yrside y el veneno que ansía la mata. Es su destino: los Dioses dicen que nadie desee ser como ellos, aunque sea en sabiduría. Y la serpiente desaparece entre las aguas, llevándose todos los secretos que mueren con Yrside para los de su estirpe.

Y desde entonces la serpiente es odiada por los selenitas por la muerte de Yrside. Pero también es respetada, pues lleva con ella todo el conocimiento del mundo menos una pequeña fracción que para siempre pertenece a la reina.

Y enterándose de esta desgracia hay gran congoja y llanto entre los selenitas. Y ocurren catástrofes innombrables, pero eso ocurrió hace mucho tiempo y ya nadie lo recuerda.

Y esa ha sido la primera de mis adaptaciones de los mitos selenitas, la historia de Yrside y la serpiente (onshema). No sigo un orden cronológico estricto, pues antes de esto habría que hablar del viaje desde Solaris y la conquista de Quedel, la Luna. Pero eso ya se contará en otra ocasión. Próximamente analizaré algunos de los versos en los que me he basado para esta prosificación. Nos vemos entonces.

25/11/12

Ashyra

El otro día ya hice una pequeña introducción histórica del Vashora ga q'Delvar, los Mitos selenitas. Hoy quiero hablaros un poco de la lengua en la que está escrito.

El nombre ya es de por sí controvertido. Muchos estudiosos deciden llamarlo como sus mismos hablantes: q'Delva o, hispanizado (más mal que bien), quedelva. Pero la palabra que usaban ellos para referirse a su idioma era ashyra, que también significaba "elocuencia" y venía precisamente del verbo ashyr, "recitar, pronunciar un discurso", en contraposición al habla común que era draja.

La evidente falta de registros orales y su escritura ideográfica, como la de Mu, hace complicado que podamos hablar con certeza de cómo sonaba el ashyra. Las transcripciones de Teódulo son fiables hasta cierto punto dado que él probablemente lo oyó de fuentes terciarias, de los pocos sabios de Mu que pudo encontrar y aún lo conocían. De modo que a pesar de ser una información muy valiosa a este respecto, hay que tomársela con cuidado.

Por hacer un resumen sucinto de lo que se sabe podemos hablar del modelo de transcripción que usamos nosotros.

Se sospecha que las vocales del selenita eran siete: a, e, i, o, u, y y ae. La distinción de i e y está bastante confirmada porque Teódulo las transcribe respectivamente ι y υ de forma muy constante. Mas dudas despierta entre los estudiosos la existencia de ae como una vocal independiente y no como una variante de a que Teódulo transcribía como αι. De cualquier forma en esta casa se siguen los argumentos de Mills en su Reconstructed Grammar of the q'Delva Language y se considera ae como vocal independiente.

Se sabe que tenía al menos tres oclusivas: b, d y g. La opinión mayoritaria hoy en día es que solo existían esas tres a pesar de que Teódulo usaba indistintamente los grafemas que representaban oclusiva sorda, sonora o aspirada (por ejemplo para b usaba por igual β, π y φ). Como se piensa que no distinguían el rasgo de sonoridad a nivel significativo sino de alófonos y por tanto cada una se representa con un solo grafema. Otros estudiosos más conservadores podrían utilizar, por ejemplo, también p y ph para representar b dependiendo de la palabra, pero ya no es frecuente.

Es en las africadas, líquidas y nasales donde está el meollo consonántico del ashyra. En cuanto a las fricativas tiene cinco: f, v, s, sh y j.. Como decimos, esto no está claro. Teódulo transcribía f como φ, pero sabemos que no es una b porque se usaba de forma constante en las mismas palabras, al contrario que las grafías alternativas de b. Se entiende j como sonidos distintos a y e i aunque se usaban los mismos grafemas griegos porque la mayoría de las veces está claro que son consonantes. Para v nuestro sabio usaba la digamma (ϝ), por lo que en principio no cabe confusión con otro sonido, aunque algunos estudiosos prefieren transcribirla como w. Respecto a sh otros la transcriben como z pues Teódulo lo hacía como ζ. Algunos quieren incluir en el cómputo la h, pero Mills tiene sus dudas y yo las comparto, solo aparecería a principio de palabra donde Teódulo usa el espíritu áspero, cosa que podía deberse a variaciones alofónicas.

Las líquidas son l y r, evidentemente transcritas como λ y ρ. No son infrecuentes en posición final, pueden actuar como semiconsonante (especialmente la r y especialmente tras d) y la l puede geminarse. Existe quizá otro sonido a veces transcrito como rr, rh o r' que viene de la transcripción en griego de rod con espíritu áspero (). Es probable que sí sea un sonido independiente, pero uno arcaico, ya que sus únicos y escasos ejemplos se dan en nombres propios y de familia.

Las nasales son m y n, siengo la segunda extremadamente común tanto en posición pre como post nuclear. Ambas pueden geminarse. En general no presentan más problemas.

Y para terminar vamos a hablar del hermanito feo: q'. Teódulo se muestra intrigado por la naturaleza de este sonido y lo describe como "un chasquido del final de la lengua contra la garganta". Esto y su posición solo a principio de palabra hace pensar a muchos que no se trataba de un sonido pulmónico, sino de un click o chasquido, probablemente palatal ([ǂ]). Teódulo se limita a marcarla como una kappa (κ).

Y como ya os he dado mucho la murga con esto de los sonidos, antes de terminar por ahora vamos a ver un poco de gramática. Tomemos la frase con la que terminé la entrada anterior. Su glosa (con la escritura "original" en griego, pero sin fonética, claro) sería así:

Τα ὐναι λαν ζαφουραυ μο ϝαζα ὀυϝυσαλλαϝευ.
Da ynae lan shafuray mo vasha uvysallavey.
pero tiempo.atrás esto(fórico) haber.ocurrido-pret.-suj.3ªp.neu.común-tratamiento.neutro y/luego persona/gente/pueblo-nular recordar-[pres.]-suj.3ªp.activo.nular-tratamiento.neutro
Pero eso ocurrió hace mucho tiempo y ya nadie lo recuerda.

Lo primero que cabe destacar es que el sistema de desinencias del selenita solo puede describirse como barroco. Aunque solo posee una desinencia para el presente y otra para el pretérito, otras marcan la persona, género y número tanto del sujeto como del objeto. Además una cuarta desinencia marca el nivel de deferencia del hablante hacia el oyente, en nuestro caso la más frecuente será la neutra -y, propia de textos literarios, pero las hay a montones. El aspecto (si el verbo es perfectivo o no (ocurrir/haber ocurrido)), se marca por cambios en la raíz verbal. Así en este caso shaf es la raíz perfectiva de la imperfectiva siva, por desgracia estos cambios son bastante irregulares.

Podemos diseccionar el segundo verbo en uvys-[e]-alla-ave-y. Uvys es la raíz imperfectiva, alla y ave son de sujeto y objeto respectivamente. Al estar ave (neutro de tercera persona) puede entenderse un objeto elidido que traducimos por lo. La desinencia de presente es -e-, que suele perderse entre vocal y consonante o viceversa, como es el caso.

Hablando de casos, un par de notas sobre flexión verbal. Existen dos números: común y nular; el común se usa cuando hay un número cualquiera de elementos y el nular cuando no hay ninguno. De esta forma las oraciones negativas se construyen simplemente con un sujeto en nular como ese el caso de vasha uvysallavey donde va-sha tiene su raíz va ("persona") con la marca de nular sha, con lo que se entiende el verbo como nadie recordar.

Pero existen tres géneros: neutro, activo y pasivo. Hay quien relaciona los dos últimos con el masculino y el femenino, aunque no se corresponden realmente; una persona o un animal por norma siempre es activo, mientras que cosas como el suelo es pasiva (se camina sobre él). Aunque eso es una excepción porque la norma es que los inanimados sean neutros.

El caso es casi inexistente. Solo se da en un número limitado de nombres arcaicos (o fuertes). Y en ese caso solo hay dos casos: directo (para sujeto y objeto directo) y oblico (para todo lo demás). Va (persona, pueblo) es un nombre fuerte: por eso cuando se dice "pueblo de la Luna" sin más dices q'Delva, pero cuando dices "del pueblo de la Luna" dices ga q'Delvar. La -r, como habréis adivinado, es la marca de oblicuo.

En fin, ya os he soltado suficiente ladrillo por ahora. Quizá demasiado para una primera aproximación. Nos vemos en la próxima viendo por fin el texto de verdad del Vashora ga q'Delvar.

21/11/12

Vashora ga q'Delvar

Últimamente he estado releyendo el Vashora ga q'Delvar o Canto de los quedelva o Mitos selenitas. Es una lectura fascinante, un largo poema épico que cuenta la historia de una civilización más antigua que Mu o Atlantis; de su gloria, sus errores y su inevitable caída.

Mi traducción es la realizada por Frank J. Ross en el 53, de las que he leído la encuentro la más fiel y muchos más entendidos que yo en el tema concuerdan. Es de las pocas que se basan directamente en las fuentes del idioma de los q'delva más que en otras fuentes secundarias. Mi edición del 67, comprada en una librería de viejo, tiene en las páginas pares el texto en el selenita original y en las impares la traducción en prosa.

Esto me llevó a otras lecturas, especialmente Gramática reconstruida del quedelva (Mills, 1938); Sobre los pueblos de la Luna (Puertas-Rodríguez, 1894), y Relación sucinta de las culturas preatlanteanas (Anónimo (probablemente de R. Carter), 1923).

Poco a poco incluso llegué a aprender algo de la lengua de los quedelva. Aun cubierta por el polvo de lo siglos, sigue sonando con fuerza y mantiene sus extraños matices, como corresponde a una lengua que no es humana.

Durante mucho tiempo estuvo perdida como las gentes que la habían hablado. Los eruditos de la antigua Lemuria la cultivaron como una lengua culta hasta que su civilización también se perdió mucho después. Entonces solo nos quedaron referencias de los griegos que habían tenido acceso a textos de Mu, pocos de los cuales conocían realmente la lengua de lo q'delva. Es en el periodo helenístico cuando la órbita de la civilización griega llega a la India y Egipto y allí entra en contacto con restos más importantes de los lemurios. Teódulo de Milos, que vivió bajo el reinado de Ptolomeo, es una figura vital en los estudios de los selenitas. Él reunió muchos textos que habían sobrevivido al imperio de Mu en el África Oriental (pero por desgracia no lo hicieron al incendio de la biblioteca de Alejandría) y se dedicó intensivamente a recoger notas filológicas de los fragmentos que había recuperado del Vashora ga q'Delvar y otros textos en selenita, y a crear un preciso sistema de transliteración al alfabeto griego. No fue hasta finales del siglo XIX que las excavaciones de ruinas lemurias de Irak reveló un hallazgo totalmente inesperado y afortunado: unas tablillas que contenían una versión completa del Canto de los selenitas en q'delva y lemurio. Esta suerte de piedra roseta fue una crucial para el entendimiento de su lengua y literatura.

Pero me estoy alargando en detalles. Mi intención es reescribir algunos de sus más brillantes pasajes o al menos los que más me gusten, en prosa, intentando mantener sus matices y su curiosa forma de narrar. Por supuesto no será completo porque como digo solo se tratará de algunos pasajes y resumidos, pues los cincuenta y dos cantos del poema son demasiado, la verdad. Probablemente no dude en asaetearlo con notas sobre la lengua y cultura de estas gentes, que espero que también sean interesantes.

Da ynae lan shafuray mo vasha uvysallavey («Pero eso ocurrió hace mucho tiempo y ya nadie lo recuerda»).

14/11/12

Epístola a Lucifer 2012

Querido Santa Satanás, Señor de las Tinieblas, Príncipe de las Legiones de los Condenados, Adversario de la Verdad y de la Belleza, Archiduque de los Siete Círculos del Infierno, Bestia a la que llaman Dragón y Traedor del Armagedón, salud.

Este año, como el pasado, he sido muy malo. Pero, ¿qué te voy a contar a ti, que probablemente lo has visto todo desde las profundidades del Averno, regocijándote con mis vilezas e impiedades? Pero por decirte algo, egoísmo no me ha faltado: hiciste un buen trabajo mandándome casi todo lo que te pedí el año pasado por medio de tus ínfimas servidoras, que no obstante fueron una útil herramienta. Gracias y eso.

Pero este año quiero más cosas. ¡Más! Ahí va una lista:

  • Una copia de Ablaneda impresa como el año pasado me trajiste GPyM. Y, si fuera posible, que incluyese el suplemento Hechiceros de Ablaneda, aunque quizá es demasiado pedir.
  • El cómic Maus. Tengo ganas de leer ese cómic y seguro que en la FNAC lo tienen. Podría descargármelo, pero ya que estamos de fiestas aprovecho y me lo regalas. :D
  • Discordia en la Tierra.
  • Por no faltar a mi gusto por los clásicos estaría bien una edición crítica de Las novelas ejemplares o Ocho entremeses y tres comedias de Cervantes. Por cierto, ¿cómo le va al manco por esos lares?
  • La perdición de mis enemigos. Entre ellos ese hombre que pasa por las mañanas en su furgoneta anunciándose a grito pela'o.
  • Sacapuntas. Uno o dos no me vendrían mal. Pero que sean bonitos.

Y eso es todo este año, que no está la cosa para pedir más. Ropa ya sé que me mandarás de todas formas porque te gusta fastidiar. Si quieres almas, pide por esa boquita, que será por inmigrantes y políticos.

Ya te volveré a escribir el año que viene cuando te necesite. Nos vemos algún día de estos en tus Ardientes Dominios.

Atentamente: Kha.

28/10/12

Pack to the Future! - Archivo



¡Todos los capítulos de Pack to the future! en la misma página!

Cada capítulo lleva incluido una especie de thumbnail; una frase que no es un título per se sino que está pensada para ayudar a localizar capítulos a los que ya se han leído la serie. Si eres un recién llegado quizá quieras evitarlos e ir directamente al principio.

  1. Capítulo 001: Un paquete inesperado.
  2. Capítulo 002: «¡No nos llames alucinaciones!».
  3. Capítulo 003: Todo esto es ridículo.
  4. Capítulo 004: La visión.
  5. Capítulo 005: Caroceando con < @StarLover >.
  6. Capítulo 006: Caroceando con < GrimAequalitator >.
  7. Capítulo 007: Congelado en el tiempo.
  8. Capítulo 008: Llamando a atención al cliente.
  9. Capítulo 009: ¿Puede uno comerse a sí mismo?
  10. Capítulo 010: La chica que miraba estrellas de LED.
  11. Capítulo 011: Está usted en Praderas Pectorales.
  12. Capítulo 012: «Mierda, soy un clérigo».
  13. Capítulo 013: Introducing a new frond: TENAz.
  14. Capítulo 014: Prisas por llegar a ninguna parte.
  15. Capítulo 015: Humedad. Humedad por todas partes.
  16. Capítulo 016: Los Enemigos atacan (cosa que no debería sorprender a nadie).
  17. Capítulo 017: Cagada tras cagada.
  18. Capítulo 018: La triste, triste historia de Tenaz.
  19. Capítulo 019: «Has sido un capullo hasta ahora. Incluso ahora mismo».
  20. Capítulo 020: Jaime: do the shiny thing.
  21. Capítulo 021: Ninfa dorada.

27/10/12

Pack to the Future! - 21

—Sabía que llegarías a mi presencia, Clérigo. Soy Akeiomene, la criseide. Bienvenido a mi prisión —dijo la hermosa mujer desnuda sentada sobre el estrado escalonado. Sus ojos sin pupilas refulgían como dos esferas pulidas hasta la perfección.

—No se parece nada a la estatua de la entrada —susurró Sol al oído de Jaime, pero no lo bastante bajo para que la criseide no la oyera.

—Por favor, no os confundáis —rogó con voz calmada—. Sería desconsiderado por vuestra parte tomarme por la Destructura, la madre de monstruos, reina de todos los Enemigos. Su efigie adorna la entrada de este templo impío porque le pertenece y yo soy su prisionera.

Jaime se adelantó.

—Entonces, señora, ¿sois el crippler?

El rostro de Akeiomene permaneció impertérrito.

—No os llevéis a engaño, buen Clérigo. Debéis saber que el crippler era tan solo una herramienta de iniciación que ya ha perdido su importancia. Y sirvió como señuelo, para haceros entrar en este recorrido como un galgo persiguiendo una liebre. Supongo que adivináis quién fue el artífice del engaño. No sois el primero ni el último al que le ha ocurrido.

—Disculpadme entonces —siguió Jaime—, ¿pero qué debo hacer ahora?

—Está en vuestra mano contribuir a deshacer el Gran Entuerto, a remediar definitivamente la amenaza cósmica que suponen los Enemigos para todo aquello que Es.

—¿Pero cómo?

—Os he dicho que el crippler es una herramienta y de la misma forma lo soy yo, aunque para otro fin. Aun sin saberlo, yo he sido el objeto de vuestra búsqueda desde que comenzó. Vuestra misión no es resetear el crippler sino a mí, aunque ese no sea el término más adecuado.

—¿Eso salvará a mi hermano?

—Habéis avanzado mucho, pero parece que seguís siendo algo corto de miras. Como os he dicho, no solo la vida de vuestro hermano depende de la diligencia de vuestra mano. Pero sí, él se salvará.

—Entonces creo que no me queda más opción.

—No troquéis la reticencia por la temeridad. Sabed que el reseteo tiene un precio y no será barato. A fin de deshacer todo aquello que el crippler ha causado, es necesario que la realidad vuelva de forma brusca a un punto anterior.

—¿Realmente es eso posible?

—Indudablemente para aquel que conoce su verdadero funcionamiento.

—¿Entonces volvería al momento antes de que me tomara el crippler?

—No, no será así. Para evitar que la causalidad arrastre este nuevo intento de la realidad, produciendo un ciclo infinito del que no podría escapar, se cambiará un hecho axial: la persona a la que es enviada el crippler. Jaime medito un momento las palabras de Akeiomene.

—¿Eso significa que nunca recibiré el caramelo en esa realidad? ¿Que todo esto será como si nunca hubiera pasado?

—Os dije que no sería sencillo. Debéis decidir.

Akeiomene se rodeo el vientre con las manos, por el hueco que había entre ellas hueco podía verse que carecía de ombligo. Pero pronto empezó a abrirse un agujero perfectamente circular en el centro, que se abrió hasta tener unos pocos centímetros de diámetro. En su interior solo había negrura.

Jaime observó la sutil invitación de la criseide y después miró a su espalda. Sol y Luna compartían una expresión mezcla de incredulidad y ruego en sus caritas. Tenaz estaba serio, aunque turbado. Los hombres sapos permanecían inclinados ante él.

Pensó que no se estaba tan mal en el interior de su propio cuerpo. Podría quedarse para siempre con Tenaz y las chicas. Podría convertirse en rey de los hombres sapo. Qué demonios, podía revelarse como el verdadero dios de aquella tierra y vivir feliz para siempre.

Se giró y abrazó a sus tres compañeros.

—Siempre estaréis conmigo —les dijo mientras se separaba y todos supieron lo que significaba.

Luna y Sol se habían echado a llorar.

—¡Eso solo lo dices para que nos sintamos mejor, idiota!

Jaime se encogió de hombros con una sonrisa forzada.

—Soy un clérigo, es mi trabajo —Miró a Akeiomene—. Tenaz, ¿me dejas tu espada?

El espadachín desenvainó y se la tendió.

—Siempre ha estado a tu servicio.

—Gracias —dijo Jaime mientras se daba la vuelta.

—Adiós, Jaime —le dijo Luna.

Esta vez sonrió un poco más.

—Adiós, Luna. Adiós a todos.

Subió despacio hasta la cima del pequeño zigurat donde estaba Akeiomene y preparó el florete para el reseteo.

—¿Te dolerá? —preguntó a la ninfa dorada.

—No, cumplid vuestro deber.

Y así Jaime introdujo la espada de tenaz en el orificio de la criseide, reseteando la realidad misma.


En este momento Benjamin W. Strawford, el Perro, está enviando un paquete y en el destinatario pueden leerse las palabras «Stela Torres».

Finis

23/10/12

Pack to the Future! - 20

Ya estamos casi en le grand finale.

La guarida de los Enemigos se alzaba imponente en las profundidades del pantano. Nuestros héroes habían seguido la luz de la brújula a través de bosques enmarañados mientras el terreno descendía formando una depresión pronunciada hasta que los troncos oscuros y retorcidos cesó abruptamente en la orilla de un amplio lago. Este lago era poco profundo, en su centro había una isla rocosa, también de gran superficie, y sobre ella se encontraba la guarida.

Era una pirámide escalonada de tres niveles construida completamente con piedra de una negrura innatural. Tras salvar el lago por un vado que conducía desde la orilla a la parte frontal del monumento, los héroes ascendieron por las escaleras que conducían a la cima del primer nivel y allí hallaron unas grandes puertas de piedra en ángulos imposibles, cerradas con firmeza.

Sobre ellas contemplaron una estatua aterradora. En un trono retorcido se sentaba una mujer, mas solo podía saberse que era tal por la forma de su armadura, pues su cabeza era la del más horrible de los lobos. Una de sus manos se hallaba en uno de los brazos del asiento, pero la otra se alzaba violenta hacia adelante, sosteniendo un látigo enrollado. Luna tragó saliva.

—No puedo creer que los Enemigos levantaran esto —señaló Tenaz—. Resulta inaudito.

—¿Y ahora qué? —preguntó Sol—. ¿Llamamos a la puerta?

Jaime se llevó un dedo a los labios mirándola y después se acercó despacio a las puertas ciclópeas.

—¡No jodas que lo va a hacer de verdad! —exclamó Sol.

Luna soltó una risilla que intentó disimular con las manitas.

Pero lo que Jaime hizo con sus brillantes manos, al menos una de ellas, fue acercarla hasta las puertas grabadas con patrones incomprensibles.

—Siento algo —dijo—. Es como si las puertas contasen una historia.

Cerró los ojos y se concentró. No tardó mucho antes de volver a abrirlos de repente. Dio dos pasos atrás, alzó su mano y gritó hacia el interior:

—¡Vosotros que habitáis los Abdominios oscuros! ¡Os exijo que abráis estas puertas! ¡Dejad paso al heraldo de la luz!

Las chicas lo miraron sorprendidas. Tenaz asintió en aceptación, una media sonrisa se dibujaba en su rostro.

Un clamor llegó desde detrás de las puertas, un rozar de garras, un incesante gruñido que tomaba apenas la forma de lenguaje articulado para decir Nahar-Tal-Sshin!. Y al fin se abrieron y los Enemigos salieron en tromba por ellas, pero se detuvieron para observar a los intrusos.

Tenaz echó rápidamente mano de la empuñadura de su espada, pero Jaime lo detuvo con un gesto.

—No debemos hacerles daño.

El clérigo dio unos pasos hacia las repugnantes criaturas. No hizo ademán de apartarse cuando una de ellas se adelantó a su vez y clavó su garra en su vientre. Tenaz y las guías se alertaron, pero quedaron sorprendidos cuando vieron que Jaime no solo seguía en pie sino que sujetaba con fuerza la garra del ser sin dejarla escapar.

—Estos no son los Enemigos —dijo Jaime con un quejido—. Son sus víctimas, están enfermos.

El aura que rodeaba a nuestro héroe incrementó su brillo a medida que el mundo volvía a temblar. La ponzoña de aquel ser que sujetaba empezó a resbalar de su cuerpo desvelando una piel lisa y verdosa. Sus garras se convirtieron en inofensivas patas palmeadas y sus colmillos desaparecieron deshaciéndose junto con el veneno oscuro y el lodo. Pronto solo quedó un hombre rana de facciones afables, pero notablemente desorientado.

—Es hora de que los sane.

A estas alturas la herida de Jaime ya se había curado, pero no por ello cesó la luz que surgía de él. Alzó las manos como ya hiciera en las profundidades del pantano y se convirtió en un sol allí donde no lo había. De todo su ser emanó un poderoso resplandor que cegó a todos los presentes. Su luz sanadora se extendió por los Abdominios oscuros, purificando el agua, retornando el verde a los árboles y la alegría a las criaturas. Fue tan poderosa que se pudo ver desde la lejana Cerebria y dividió las nubes que cubrían los pantanos, dejando por fin pasar la luz del verdadero sol.

Cuando los presentes recuperaron la vista vieron a Jaime de pie donde antes levitaba, sonriendo. Vieron la transformación que había sufrido el pantano y sus habitantes, ahora los amables hombres anfibio que habían sido antes de que la maldición cayese sobre ellos y sobre Jaime

Gozosos escoltaron al clérigo a las profundidades del zigurat que antes había sido su hogar y ahora les repugnaba. Aun así querían conducir a su salvador a aquello que llevaba tanto buscando. Al final de pasillos decorados con cabezas de lobo en bajorrelieve había una gran sala circular. Esta tenía una puerta cerrada con cadenas que los hombres anfibio abrieron. Incluso antes de que lo hicieran una potente luz se filtraba entre las grietas de la puerta. En su interior, sentada en un trono que se levantaba sobre un zigurat en miniatura, estaba una figura desnuda sentada. Toda ella era dorada y emitía un potente fulgor.

—Sabía que llegarías a mi presencia, Clérigo. Soy Akeiomene, la criseide. Bienvenido a mi prisión.

21/10/12

Buscando petróleo

Kha: Bueno, pero dime qué has hecho hoy. Aunque sea normal algo interesante habrá. ¿Has escrito?
Patricia: Pues ordené el armario esta mañana, después de limpiar el cuarto.
Kha: ¿Y has escrito?
Patricia: Nop.
Kha: "No, no he escrito, deja de preguntar". "Pero estás escribiendo ahora". "Se acabó, vas a probar un bocata de puños". "D:".
Patricia: xDDD
Kha: Patri, eres mala.
Patricia: Jop, ¿Por qué?
Kha: Has dicho que me ibas a pegar. D: Cruel y mala.
Patricia: No he dicho eso. Solo me ha hecho gracia lo que has dicho. xD
Kha: ¿Y por eso me pegarás? D:
Patricia: No voy a pegarte. Soy pacifista. :P
Kha: Lo que eres es una cobardica, pégame o nunca serás un hombre.
Patricia: Me niego. ¬¬
Kha: Venga, Patri, échale agallas. ¿O tengo que pegarte yo a ti primero con esta pala?
Patricia: Nop.
Kha: Pues venga, pégame tú a mí.
Patricia: Nop.
Kha levanta la pala.
Patricia levanta la gramática.
Kha: Bájala o no vas a poder hacer la práctica.
Patricia: Baja tú la pala.
Kha: ¿Entonces cómo voy a cavar en el techo?
Patricia: ¬¬ Ya te las apañarás.
Kha: Jo, ¿tendré que hacerlo con un taladro como un animal?
Patricia: Bueno, quédate con la pala pero no me pegues con ella.
Kha: Te prometo intentarlo.
Patricia: Más te vale.
Kha sacuade la pala muy cerca de Patri sin llegar a darle.
Kha: Ups. Culpa tuya, ¿no has visto el cartel de prohibido el paso a gente ajena a la obra?
Patricia: ¿Por qué hay una obra en mi habitación?
Kha: Fuentes de fiar aseguran que hay reservas de petróleo en vuestro tejado.
Patricia: Pues vete a otro lado, no justo donde está el escritorio. :P
Kha: ¿Entonces en qué me subo? El techo está alto, ¿sabes? Vete tú de mi excavación, vas a estropearme los dinosaurios muertos líquidos.
Patricia: ¬¬ Súbete a la cama. Y salta.
Kha: Patri, eso es terriblemente ineficiente, peligroso y estúpido...
Patricia: No es peligroso, siempre y cuando saltes lejos del borde de la cama.
Kha: Ahora, divertido es un rato. ¡Wiii!
Patricia: xDDD
Kha: ¡Ah! ¡Mi columna!
Patricia: :O ¿Qué te ha pasado?
Kha: A ti en el Rincón de la Victoria te llaman la lince, ¿no?

20/10/12

Pack to the Future! - 19

—Nng... Sí... —afirmó Sol—. No estamos perdidos ni nada por el estilo. ¿Me tomáis por idiota?

—Como os digo paréceme que ya hemos estado aquí y juraría que no una sola vez —señaló Tenaz.

—¡Bobadas! —se quejó Sol.

—¿No será que te pasa lo mismo que a Luna? —preguntó Jaime.

—¡No digas estupideces! ¡Yo soy mejor guía que ella!

Jaime miró a Sol con suspicacia.

—¡Es este chisme el que funciona mal! ¡Apenas veo la mitad de lo que hay!

—Si yo fuese derrotado, no echaría la culpa a mi espada —apuntó Tenaz.

—Eso es verdad —concedió Jaime—. ¿No será que estamos haciendo algo mal?

—¡Yo no estoy haciendo nada mal, idiota!

—Pero algo tiene que ser... ¿Quizá la estás mirando al revés?

—¡Eso es lo más estúpido que he oído desde hace tiempo!

—Joder, yo qué sé. ¿Tú qué dices, Tenaz?

—Cuatro ojos ven más que dos —dijo Tenaz—. Podrían probar las dos juntas.

—Eh, eso es una buena idea —reconoció Jaime—. Luna, ¿qué opinas?

Luna no respondió, se limitó a mirar a Jaime con una expresión vacía.

—¡No! —se negó Sol—. ¡No necesito ayuda! ¡Idiota! ¡Puedo hacerlo sola!

—No es ayuda, es colaborar.

—¡Me da igual, he dicho que voy a hacerlo yo sola!

—Sol, no puedes ir así por la vida —le dijo Jaime—. A veces hay cosas que no podemos hacer solos y tenemos que saber reconocerlo. Deberías ser más considerada y pensar en los demás.

—Mira quién fue a hablar. Desde que todo esto empezó tú no has hecho otra cosa, Jaime —le dijo Sol y probablemente fue la primera vez que le llamaba por su nombre—. ¿Quién te crees que somos? Jaime quedó en silencio unos instantes, pensando en lo que le había dicho y qué responder. Parecía descolocado.

—Eso no es verdad.

—Si lo es. Incluso lo está haciendo ahora, señor —señaló también Luna, sorprendiéndolos un poco—. Solo quiere que lo hagamos para que pueda encontrar el crippler.

—Eso. ¿Ya no te acuerdas de lo que te dijo Papá Ben, estúpido? —añadió Sol—. Si quieres nuestra ayuda, vale, pero al menos no te creas el maldito culo del mundo.

Jaime guardó silencio y su rostro se fue nublando.

—Tenéis razón. He sido un capullo desde el principio y por eso puse a mi hermano en peligro... Bueno, en realidad os he puesto a todos en peligro. Menos a Tenaz, que viene porque quiere, pero el caso es que por mi culpa casi lo matan, así que cuenta igual. Debí haber hecho más caso a la lección que me dio aquel perro.

Tenaz arqueó una ceja.

—El caso es que sí, vale, quería que usaseis la brújula juntas para encontrar el crippler. Pero ahora me doy cuenta de que eso no es lo más importante. Sois hermanas, no podéis estar así. ¿Y si le pasa algo a la otra sin que hayáis hecho las paces? Yo solo espero que esto termine bien para poder pedirle disculpas a Dani. —Suspiró—. Ahora depende de vosotras, no os voy a obligar. Ah, y, Luna, siento mucho lo que te dije antes.

Las dos pequeñas guías se miraron como si nunca antes lo hubieran hecho. Dudaron un momento, pero al final Sol cogió a Luna por la mano y la trajo hacia sí.

—Ven aquí, no seas tonta.

Sujetaron la esfera con cuatro pequeñas manitas y esta empezó a brillar. Un potente rayo de luz surgió en horizontal señalando una dirección a través de la oscuridad del pantano.

Al mismo tiempo los soles de la coraza y el escudo de Jaime comenzaron a brillar con fuerza, el resto de su armadura y su maza se cubrieron de un tenue fulgor.

—Por fin has actuado como un auténtico clérigo —le dijo Sol.

—Estamos iguales —respondió Jaime—. Vosotras por fin os habéis puesto de acuerdo para guiarme.

Jaime y las hermanas y se rieron ante esto, pero el rostro de Tenaz estaba turbado, mirando en la dirección del rayo de luz.

—Esto no me gusta nada —dijo. Las risas cesaron—. Por ese camino solo se va a un lugar; allí donde los Enemigos se reúnen y son más poderosos. Nos evitan desde que sufrieron en sus carnes la luz de Javier, pero parece que ahora no tenemos más remedio que ir nosotros a su encuentro...

18/10/12

Vaginas del espacio exterior

Iba sobrio, como siempre suelo,
caminando por bosques tenebrosos
cuando noté que me elevaba del suelo.

Me encontré en un haz luminoso,
atrapado, oyendo ruido atronador,
subiendo a un lugar espantoso.

Vienen vaginas del espacio exterior.
Muy pronto llegarán en sus naves.
Nos matarán con sus rayos genitales.
¡Preparaos para la invasión!

Allí había metal por doquier
en aquel habitáculo tan extraño
en el que me hubieron de meter.

Lo reconozco que no me hicieron daño
y parecían llevarme con amor
a la séptima fase. Pero fue con engaño.

Vienen vaginas del espacio exterior.
Muy pronto llegarán en sus naves.
Nos matarán con sus rayos genitales.
¡Preparaos para la invasión!

Yo debía advertir a la humanidad
escapé de su nave en una compresa
por que tuviera alas, gracias dad.

Y ahora advertiros es mi empresa.
¡Prevenid! ¡Que luche el que tenga valor!
¡Llegó la hora de vender cara la Tierra!

Vienen vaginas del espacio exterior.
Muy pronto llegarán en sus naves.
Nos matarán con sus rayos genitales.
¡Preparaos para la invasión!

16/10/12

Pack to the Future! - 18

—Eh, Tenaz —llamó Jaime sin dejar de apartar ramas bajas de los árboles que les bloqueaban el camino.

—¿Sí?

—Me estaba preguntando, ¿qué te pasó cuando casi mueres? —inquirió Jaime, y rápidamente añadió—: Por curiosidad...

—Es una larga historia —respondió Tenaz.

—¿Por qué todo el mundo dice eso cuando no quieren contar una historia? Escupe ya.

—Bueno, si insistís...

»Como creo que ya os dije, yo vivía hace mucho tiempo en la más bella de las ciudades: Cerebria. Que sea la única ciudad del mundo no le quita mérito a ese hecho.

»En dicha ciudad siempre han existido dos castas enfrentadas: los nobles y hacendosos Racionales, y los viles y depravados Emocionales. Yo pertenecía a una de las más notables estirpes de los primeros y, aunque aún era joven, ya dirigía mis propios negocios.

»Conocí a otra chica Racional, la más bella que podáis imaginar. Su linaje y riqueza eran equiparables a los míos, así que le propuse matrimonio. Ella aceptó y nuestras familias estaban de acuerdo, de forma que todo se preparó para que contrajésemos matrimonio. Lo haríamos en cuanto yo volviese de un viaje de negocios en el sur, no muy lejos de Villacorazón.

—¿Y ya está? ¿Te casaste y por eso te volviste un loco fanático?

—Era solo una pausa dramática. Si mi historia fuese una obra de teatro ya habría terminado el primer acto.

—¿Entonces esto es un intermedio? 

—Eso parece. Si me lo permitís, continuaré.

Y mientras seguían caminando con el agua hasta el cuello, sujetando sus armas por encima de la cabeza para que no se mojasen y sin dejar de mirar por si avistaban sapos venenosos, Tenaz continuó contando su historia.

—Curiosa, mi prometida, tan solo había aceptado por agradar a su familia. Jamás podría haberles confesado que en realidad estaba enamorada de un Emocional, un pobre desgraciado llamado Dispuesto. Su amor, como os digo, era imposible.

»Pero no para la pobre Curiosa. Ella había confundido mi amor con sucio deseo y en su mente mi única meta era apartarla de su amado. Así urdió un plan para matarme y luego fugarse con él. No le costó envenenar el oído de Dispuesto para que fuese hacia el sur y él mismo me asesinase mientras yo aún estaba de viaje. El pobre, ciego de amor, no dudó en partir a mi encuentro.

»Una noche yo andaba solo por Villacorazón cuando oí una reyerta en una taberna. Tres duendes sanguíneos acorralaban a un cerebrita. Ante tal injusticia no dudé ni me hice preguntas, salté en ayuda de mi conciudadano y vencí a los duendes. Como supondréis ese cerebrita era Dispuesto, que había estado haciendo trampas a las barajas. Yo no lo conocía, ni él a mí tampoco, de modo que esa noche trabamos amistad.

»Pero, ah, el destino pronto se aseguró de que al día siguiente conociera mi identidad y muy a nuestro pesar hubimos de batirnos.

—Menuda zorra tu prometida —apuntó Jaime.

—Volviendo la vista atrás no me queda más remedio que daros la razón, buen Clérigo —respondió Tenaz un poco cabizbajo mientras saltaba a la siguiente piedra para pasar una parte especialmente profunda del pantano—. Pero os aseguro que yo no lo creía así por entonces.

»Dispuesto me llevó a efecto de batirnos al tejado de la posada donde nos alojábamos. Allí solo me dijo quién era y que ahora que sabía quién era yo, debía matarme.

»Intercambiamos estocadas un rato, mas su pobre esgrima poco podía hacer contra la rapidez de mi acero y pronto logré desarmarlo. Con mi espada en su cuello le exigí que me explicase por qué deseaba mi muerte.

»Me contó todo lo que yo os he contado.

»Yo no supe qué hacer y estuve un rato meditándolo tal como nos encontrábamos. Entonces envainé mi espada y le dije que era libre para irse y estar con Curiosa. Yo me volví y me lancé desde el tejado, pues era lo que ella había querido.

»Cuando pasé un mes inconsciente en Villacorazón recibí una visión de Nuestro Señor. Me mostró vuestro rostro, buen Clérigo, y me dijo que habría de acompañaros en vuestra búsqueda para desterrar a los enemigos para siempre de esta tierra. De modo que vestí hábitos y esperé hasta que llegasteis.

»Os llevó vuestro tiempo, todo sea dicho. Entre tanto tuve mucho tiempo para pensar en lo estúpido que había sido. Esa moza realmente no valía tanto la pena. ¿Sabéis que me llegaron rumores de que para cuando Dispuesto volvió a Cerebria ya se había fugado con un aerófago? Vivir para ver.

»Supongo que si algo me enseñó esta experiencia es que aunque te comportes como un capullo, lo importante es aprender de tus errores y no volver a cometerlos.

»Ese árbol me suena...

—Sí, a mí también. ¿No creerás que...? 

Tenaz se encogió de hombros, pero su rostro mostraba preocupación.

—Sol, ¿seguro que este es el camino correcto?

—Nng... Sí... —afirmó Sol—. No estamos perdidos ni nada por el estilo. ¿Me tomáis por idiota?

13/10/12

Pack to the Future! - 17

—Esto es una mierda —se dijo Jaime sentado en el agua del pantano y tapándose el rostro cubierto de sangre con las manos.

—Sí que lo es chico —dijo una voz no muy lejos—. Sí que lo es.

Jaime se giró rápidamente para ver a Tenaz, también sentado como podía en el agua, sujetándose el vientre sangrante.

—¿Qué tal si me hacéis esa cosa brillante en las tripas antes de que muera definitivamente?

Jaime se levantó y fue hacia él chapoteando lo más rápido que podía. Lo sujetó por los hombros con un brazo mientras ponía la otra mano sobre él y empezaba a curarlo.

—La he cagado —dijo el clérigo.

—No, habéis hecho lo que debíais, de no haber sido por vos el resultado hubiera sido fatal —le consoló Tenaz—. Pero la próxima vez hacedlo un poco antes, pardiez.

—Creo que esto ya está.

—Mercedes.

Jaime se puso la mano en su propia herida para curarse mientras miraba al vacío.

—Casi me cago encima. —Sorpréndeme que no lo hayáis hecho de veras. Tenaz le dio un puñetazo amistoso en el brazo. Dolió de todas formas.

—Aunque tal parece que habré de enseñaros a defenderos si es que queremos...

No alcanzó a terminar la frase pues un objeto blanco pasó como una centella ante sus ojos, sobresaltándolo.

Luna chocó contra el pecho de Jaime y lo miró a los ojos. Su carita estaba roja y cubierta de lágrimas.

—¡Se ha perdido! —alcanzó a balbucir la pequeña guía—. ¡Se ha perdido!

—Luna, ¿qué pasa? —preguntó Jaime.

—¡Se ha perdido! ¡Mi esfera! ¡Se me cayó! Yo... Yo...

No pudo terminar antes de volver a romper a llorar.

—¿Se te ha caído? ¿En este sitio? —se alarmó Jaime.

Tenaz se limitó a llevarse una mano enguantada al rostro.

—¡¿Cómo vamos a encontrarla aquí?! —gritó Jaime—. ¡Estamos perdidos!

Eso no hizo más que aumentar sus lloros. Continuó agitándose pegada a la coraza de Jaime hasta que algo la agarró por el hombro y la forzó a darse la vuelta. Vio la cara de Sol completamente empapada y llena de barro justo antes de sentir en la mejilla la bofetada que le propinó. —¡Idiota! —le gritó.

Luna estaba a punto de romper a llorar de nuevo cuando vio la esfera bajo el brazo de Sol. Soltó un par de hipidos más y entonces se calmó; volvió a su silencio habitual, pero su rostro permanecía nublado.

—¡Si no llego a estar yo ahí, ahora estaría perdida entre el lodo! ¡Casi me ahogo cogiéndola mientras se hundía!

Luna no dijo nada. Seguramente en ese momento deseaba ser más pequeña de lo que ya era.

—¡¿Ves por qué no se puede confiar en ti, estúpida?!

—¿Me la devuelves? —dijo luna en una voz tan baja y desganada que parecía que en realidad no quería decirlo.

La bofetada de su hermana no se hizo esperar al oírlo.

—Sol, ya vale —dijo Jaime.

Sol respiró hondo y pareció calmarse un poco.

—A partir de ahora yo llevaré la esfera —dijo—. Así no estará en malas manos.

—Tengo que llevarla yo —dijo Luna con el mismo tono, sin mirar a Sol a los ojos—. Es mi deber.

Sol volvió a estallar.

—¡Repite eso! —gritaba.

Jaime se vio obligado a cubrir a cubrir a Luna con una mano mientras separaba a Sol con la otra.

—¡He dicho que ya vale, maldita sea! —les gritó—. ¡Ay, quita! —exclamó cuando Sol le mordió la mano.

Sol se apartó, pero seguía mirando a Luna como un gato que ha visto un perro en su territorio.

—Vamos a zanjar esto —decidió Jaime—. Luna, lo siento, pero creo que lo mejor será que Sol lleve la esfera a partir de ahora. A lo mejor ella puede encontrar el crippler más fácilmente.

Luna lo miró con desesperación.

—Además tendrás que reconocer que no has hecho un buen trabajo llevándola.

Luna se apartó de Jaime y se hizo un ovillo.

—Lo siento —le dijo él, pero el daño ya estaba hecho y Luna no respondió.

—No lo sientas —corrigió Sol—. Es la primera cosa que haces a derechas desde que empezó todo esto... —Se lo pensó antes de añadir—: Idiota.

Cuando al fin se pusieron en marcha con Sol a la cabeza, Luna los seguía como un alma en pena, sin mirar nada que no fuesen sus pies y en un silencio tan profundo que incluso a ellos, que estaban acostumbrados a no oírla a menudo, les resultaba llamativo.

12/10/12

Tynok el Bárbaro - 7

Tynok despertó en un lecho de pieles. Podía sentir un fuego no muy lejos y abrió los ojos para mirarlo. En efecto estaba cerca y el humo que emanaba de las llamas flotaba lentamente hasta salir por una abertura del techo. Se fijó en el techo y vio que estaba inclinado y que parecía cuero. Estaba en una tienda. Miró bajo las pieles que le cubrían y vio que estaba desnudo y algunos vendajes le cubrían las manos. Fue entonces cuando también se percató de que no estaba solo.

—Tus cosas están a tu lado. No te preocupes, aquí estás seguro.

Aún adormecido buscó la procedencia de aquella voz femenina. Pronto se fijó en que al otro lado del fuego había una figura de pie. No podía verla con claridad por la luz y el humo, pero vestía lo que parecía una túnica de tela tan blanca como el pelo que le caía por la espalda, por lo que Tynok pensó que debía tratarse de una anciana. Removía un caldero al fuego.

—¿Dónde estoy?

La mujer tomó un cuenco y lo llenó con el contenido del caldero.

—Ya tendremos tiempo de hablar, tómate esto.

Al acercarse Tynok pudo ver que se había confundido. La mujer, a pesar de su cabello blanco, apenas llegaría a los treinta. Bien lo atestiguaba su cuerpo aún joven, como Tynok podía apreciar al no llevar ella más que la túnica blanca que se abría por delante y unos dibujos que le cubrían la piel, hechos con pigmento azu.

Le cogió la cabeza al bárbaro con decisión, pero sin brusquedad y le acercó el líquido caliente a los labios. Tynok dudó un momento, pero se dijo que si hubiera querido matarlo ya había tenido oportunidad. Mientras estaba a punto de beber se le pasó por la cabeza que fuera una bruja y estuviera a punto de hechizarlo, pero ya poco podía hacer, atrapado como estaba en manos de la mujer que era más fuerte de lo que parecía. Bebió, saboreó, terminó de beber rápidamente y gritó:

—¡Sabe a muerte!

—Pues es lo que te ha mantenido con vida. Si hubiésemos tardado un poco más en encontrarte no habrías podido saborearlo.

—¿Quiénes sois? ¿Dónde estoy?

—¿No puedes oírlo? Esto es un campamento, nosotros somos galos y esto es una expedición de guerra.

—¿Galos?

Tynok había oído hablar más de una vez de los galos, los salvajes desnudos de los bosques del norte. Aunque los hooglandos, como buenos vecinos, evitaban hablar en tales términos delante de ellos.

—¿Por qué me habéis salvado?

—¿Y por qué no? —preguntó la mujer volviendo a su caldero.

—No valgo nada como prisionero.

—Por eso no eres un prisionero.

—¿Entonces?

—Un huésped hasta que te recuperes. Casi pierdes un par de dedos. ¿Cómo te llamas?

Tynok se lo pensó.

—Tynok.

—Pues bienvenido al campamento de la tribu de los detuatucios, Tynok.

Los nombres de tribus galas solían ser así. Estaban los manubrios, los elusivos, los sovacos, los nervios, los seniles, los vagoncios, los ligones, grábalos... No es que Tynok lo supiera, claro, hasta hacía poco era un condenado perro. De cualquier forma sí recordaba algunas normas de cortesía.

—¿Y quién eres tú? —preguntó a la mujer.

—Me llamo Alda, soy la druidesa de la tribu.

—¿Quieres decir como un druida?

—Sí, pero sin el como.

—Pensaba que los druidas eran señores mayores con barba y túnica blanca que se pasaban el día revolviendo con sus calderos.

—Vaya, dos de cuatro, no está mal —rio Alda—. En fin, levántate, tengo que llevarte ante el rey.

Eso pilló por sorpresa a Tynok.

—¿Cómo?

—Sus órdenes fueron que quería verte en cuanto estuvieses en condiciones. No le hagamos esperar.

Tynok se limitó a asentir y cogió sus pantalones de cuero azul.

—Deja eso ahí —le señaló Alda, ya lista para marchar—. Presentarte vestido ante el rey sería una ofensa.

Tynok pensó para sí que estos galos estaban locos.

Finalmente dejó la prenda y siguió desnudo a Alda hacia el exterior de la tienda.

Allí había otras, también de cuero y decoradas con pinturas azules. Entre ellas iban y venían los detuatucios, completamente desnudos salvo por unas pinturas similares a las de Alda y algún que otro bracalete o casco. Ellos, sin embargo, no tenían el pelo blanco como la druidesa, sino rubio o pelirrojo por lo común. Lo llevaban corto, aunque a menudo acompañado de un importante bigote; tanto hombres como mujeres, aunque fueran pocas estas últimas. Preparaban sus armas y aperos de la batalla y el viaje o se calentaban junto a las hogueras, pues aún hacía frío aunque parecía que hacía tiempo que habían dejado atrás las partes más altas de las montañas.

La tienda de Alda era de buen tamaño, solo la del rey la superaba y no estaba muy lejos, por lo que Tynok tuvo claro a dónde se dirigían poco después de salir. A las puertas estaban apostados dos guardias desnudos, con lanzas.

—¿Quién va? —preguntó uno.

—Traigo al hooglando, Aravecix quiere verlo.

Los guardias se miraron entre ellos y entonces uno de ellos descorrió las pieles que cubrían la entrada.

—Pasad.

Y así lo hicieron. El interior no era muy distinto al de la tienda de Alda. En el centro, alrededor del fuego se sentaban tres hombres. El que estaba de cara a la puerta debía ser Aravecix, pues estaba sentado en una silla más alta de madera y cubierta de pieles que haría las veces de trono. Era un hombre mayor y su pelo ya era blanco, aunque era alto y aún se le notaba fuerte. Miraba a Tynok con un rostro pétreo, estudiándolo. A su derecha se sentaba un hombre más joven, de la altura y complexión de Tynok, con una larga melena roja como el fuego, que miraba al bárbaro entre intrigado y divertido. El último era un hombre gordo, o al menos gordo para lo que era común en un galo, y calvo. Se frotaba las manos con brazaletes de plata mientras miraba a Tynok aburrido. Los tres estaban igual de desnudos que todos los demás.

—Yo soy Aravecix, rey de los detuatucios —declaró en tono solemne y con voz profunda—. ¿Quién viene a mi presencia?

Alda le clavó el codo en las costillas a Tynok.

—Eso va por ti —susurró.

Tynok no dudó mucho.

—Soy Tynok, de Hooglandia.

—Mis hombres te salvaron de la muerte en las montañas. ¿Estás agradecido?

—Así es, majestad.

—Y dime, ¿qué hacías en aquella caverna en un paso de tan pocos conocido, luchando contra un cadáver?

—Intentaba llegar al otro lado de las montañas.

El hombre fuerte de la derecha rio un poco.

—¿Con qué fin? —continuó interrogando Aravecix sin prestar atención.

—Busco a alguien.

—¿Podemos saber a quién?

Mientras lo preguntaba, Aravecix se echaba hacia adelante para ver mejor a Tynok y se frotaba los bigotes.

Tynok no se decidía en responder.

—El rey te ha hecho una pregunta —le dijo Alda para instarlo a hablar, pero sobre todo para romper el incómodo silencio.

—A alguien a quien tengo que matar —respondió al fin.

—¡Ja! —rio apenas Aravecix.

El joven de su derecha lo acompañó con más ganas.

—Parece que tiene coraje, padre —dijo.

—Silencio, Deuteronix —le ordenó Aravecix y se volvió hacia Tynok—. Lo que parece es un espía bromano.

—Eso no es cierto, majestad —se defendió Tynok.

—Tiene razón, buen rey —añadió Alda—. Los bromanos no sabían por dónde cruzaríamos las montañas.

—Razón de más para mandar espías.

—Pero este hombre casi encuentra la muerte en las montañas.

—Deberían mandar espías mejores.

El hombre gordo de su izquierda bostezó y comenzó a mordisquear un trozo de carne.

—Solo está perdido, Aravecix —sentenció Alda—. Y además nos está agradecido.

—Si es así seguro que no tiene inconveniente en devolvernos el favor.

—Como sea necesario, su majestad —respondió Tynok—. Pedidme lo que queráis.

Antes de que Aravecix llegase a hablar intervino Deuteronix.

—Padre, mañana entraremos en batalla. Que luche entre los nuestros, después de todo se nota que es fuerte. Si realmente no es leal, su brazo será bienvenido; si es un espía, probablemente intente alguna estratagema.

Aravecix lo meditó un momento, tirándose insistentemente de los bigotes.

—Nada honra más a un hombre que la valentía en combate —determinó—. Que luche y que los dioses decidan su destino en la batalla. Puedes irte, Tynok de Hooglandia, descansa esta noche, pues mañana estarás muerto.

—Como ordenéis, majestad.

—Majestad —se despidió Alda y ambos se dieron la vuelta para salir.

—Felicidades, Tynok —dijo a sus espaldas Deuteronix—, lucharás codo con codo con los mejores guerreros de Gala.

Mientras salían el hombre gordo empezó a hablar con Aravecix sobre el reparto del botín. El rey se llevó una mano a la calva y lo escuchó con paciencia, como si estuviese harto de tocar ese tema.

Mientras caminaban de vuelta a la tienda, Alda dijo esto a Tynok:

—El que ha hablado a tu favor era Deuteronix, príncipe y mejor guerrero de la tribu. No te dejes engañar por sus palabras amables.

—No lo hago —reconoció Tynok.

—El otro es Kurix el Rico, pero cuando no oye todos le llaman Kurix el Gordo. Aravecix lo necesita a él, a su dinero y a los hombres que le son leales. Ha tenido que hacer concesiones que hubieran avergonzado a su padre.

—Ya veo —confirmó Tynok, aunque realmente no terminaba de comprender a qué se refería la mujer.

Esa noche Tynok durmió en el mismo lecho de pieles donde había despertado por la mañana. Durante la noche, Alda no se apartó de su caldero.