21/11/12

Vashora ga q'Delvar

Últimamente he estado releyendo el Vashora ga q'Delvar o Canto de los quedelva o Mitos selenitas. Es una lectura fascinante, un largo poema épico que cuenta la historia de una civilización más antigua que Mu o Atlantis; de su gloria, sus errores y su inevitable caída.

Mi traducción es la realizada por Frank J. Ross en el 53, de las que he leído la encuentro la más fiel y muchos más entendidos que yo en el tema concuerdan. Es de las pocas que se basan directamente en las fuentes del idioma de los q'delva más que en otras fuentes secundarias. Mi edición del 67, comprada en una librería de viejo, tiene en las páginas pares el texto en el selenita original y en las impares la traducción en prosa.

Esto me llevó a otras lecturas, especialmente Gramática reconstruida del quedelva (Mills, 1938); Sobre los pueblos de la Luna (Puertas-Rodríguez, 1894), y Relación sucinta de las culturas preatlanteanas (Anónimo (probablemente de R. Carter), 1923).

Poco a poco incluso llegué a aprender algo de la lengua de los quedelva. Aun cubierta por el polvo de lo siglos, sigue sonando con fuerza y mantiene sus extraños matices, como corresponde a una lengua que no es humana.

Durante mucho tiempo estuvo perdida como las gentes que la habían hablado. Los eruditos de la antigua Lemuria la cultivaron como una lengua culta hasta que su civilización también se perdió mucho después. Entonces solo nos quedaron referencias de los griegos que habían tenido acceso a textos de Mu, pocos de los cuales conocían realmente la lengua de lo q'delva. Es en el periodo helenístico cuando la órbita de la civilización griega llega a la India y Egipto y allí entra en contacto con restos más importantes de los lemurios. Teódulo de Milos, que vivió bajo el reinado de Ptolomeo, es una figura vital en los estudios de los selenitas. Él reunió muchos textos que habían sobrevivido al imperio de Mu en el África Oriental (pero por desgracia no lo hicieron al incendio de la biblioteca de Alejandría) y se dedicó intensivamente a recoger notas filológicas de los fragmentos que había recuperado del Vashora ga q'Delvar y otros textos en selenita, y a crear un preciso sistema de transliteración al alfabeto griego. No fue hasta finales del siglo XIX que las excavaciones de ruinas lemurias de Irak reveló un hallazgo totalmente inesperado y afortunado: unas tablillas que contenían una versión completa del Canto de los selenitas en q'delva y lemurio. Esta suerte de piedra roseta fue una crucial para el entendimiento de su lengua y literatura.

Pero me estoy alargando en detalles. Mi intención es reescribir algunos de sus más brillantes pasajes o al menos los que más me gusten, en prosa, intentando mantener sus matices y su curiosa forma de narrar. Por supuesto no será completo porque como digo solo se tratará de algunos pasajes y resumidos, pues los cincuenta y dos cantos del poema son demasiado, la verdad. Probablemente no dude en asaetearlo con notas sobre la lengua y cultura de estas gentes, que espero que también sean interesantes.

Da ynae lan shafuray mo vasha uvysallavey («Pero eso ocurrió hace mucho tiempo y ya nadie lo recuerda»).

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