4/9/08

Cuento del conejito feliz

Érase una vez o dos o tres o cuatro o las que hicieran falta en un reino muy muy lejano de esos que venden por cinco leros en una tienda de los chinos con sus montañitas, sus arbolitos, sus... bueno con todo lo que tiene un reino de esos. Pues en uno de esos reinos (el que nos ocupa estaba rebajado a un lero por ligeros problemas con respecto a la caducidad) vivía un príncipe que... ¡No!, mejor un dragón... ¡Nah! Una princesa de rizos dorados... Ummmh... Tampoco... ¡Ya! ¡Ya sé! ¡Lo tengo! Vivía un conejito feliz con una pata, tres rabos y dos cabezas que corría tranquilamente por el reino aquel de rebajas esperando que al pirado que escribe esto se le ocurriera algo para que él hiciera. Para desgracia suya esto no se hizo esperar ya que pronto el cielo se nubló por la presencia de cientos... No, ¡miles! de monos alados portadores de espadas envenenadas con saliva de Carmele Marchante que se lanzaron en veloz picado sobre el pobre e indefenso conejito. Éste, ante el envite de los simios, actuó con valentía y echó a correr con con los rabos entre la pata y llorando a cuatro ojos y gritando a dos bocas. Los monos le persiguieron un rato hasta que el conejito consiguió ver un río y el pensamiento de tirarse al agua para despistar a los monos le vino a la mente. También le vino a la mente el lecho seco del río y tremendamente duro cuando saltó sin mirar (pero esto de forma más literal) desnucándose contra él. Los, monos, viéndolo muerto, dejaron el cadáver y se marcharon volando, tal vez a acosar a otro indefenso conejito sin nada de especial. El conejito permaneció algunas horas muerto y espatarrao en el fondo del río con una bonita mueca de dolor en la cara hasta que pasó por allí una linda princesa de rizos dorados y mejillas sonrojadas a la cual le iba la necrozoofilia (qué tiempos corren... antes las princesas no eran así, antes lo máximo que les iba era el sado duro) que, al ver el conejito no pudo evitar darle un besito de amor (y lo que vino después). Y tras ese besito de amor (y lo que vino después...) el conejito milagrosamente revivió pero metamorfoseado en Rambo con mala hostia y, al ver a la princesa espatarrá en el suelo delante de él no tuvo nada mejor que hacer que sacar su AK47 y fusilarla en el sitio. Tras lo cual se arrancó la cara dejando a la vista una cabeza de cabra, sacó su cuerpo de cabra del resto del disfraz y corrió a los bosques cercanos a pastar dejando el cadáver de la princesa.
FIN

1 comentario :

  1. XDDDD
    Otra jistoria porno.
    La cabra era la mejor, joder, ya podia haber vivido xD

    En fin, como no se que mas poner mas que que mola pero eso ya lo he puesto antes en el contador ese extraño que tienes bajo la jistoria me despido.

    dewwwwwwww

    ResponderEliminar

¡Vamos, tí@, ya te queda menos para conseguir dejar un comento!