14/2/09

Kronikas dun Khazike I: Visita

Un tipo caminaba por el desierto. Era bajito, gordo feo y con bigote. Se arrebujaba bajo una capa para protegerse del incesante viento y no perdía de vista el edificio recortado como una silueta roja contra el horizonte al que se dirigía decidido.
Por fin el desierto cedió paso, a regañadientes, a la gran pared de piedra roja que constituía parte del muro exterior de la prisión de máxima seguridad del reino, la Tortuga Borracha.
Una vez llegado junto a la puerta principal se volvió hacia el guardián que empuñaba un amenazador pollo de goma e instó:
—Abre.
El guardia, sin demasiado interés le realizó un escrutinio de la cabeza a los pies (no le llevó demasiado).
—¡Largo de aquí! ¡No necesitamos más bichos raros en las cocinas.
El extraño hizo como que no había oído nada, el chaval debía ser nuevo.
—¡¿Es que no sabes quién soy yo?!
—¡¿Tengo pinta de conocer a todos los frikis que van por ahí vestidos de Cálico Electrónico?!
—Pero serás…
—¡¿Te quieres largar?!
Los siguientes segundos transcurrieron muy rápido entre una salmodia de hostias bien repartidas. Una vez se hubieron retirado estos segundos, avergonzados, dieron paso a otros en los que el guardia estaba tirado en el suelo y el tipo se erguía orgulloso ante la puerta.
—¡¿Nadie me va a abrir o qué?!
La puerta se deslizó sobre los raíles como intentando no llamar demasiado la atención y dejó entrar al viajero el cual lo hizo con el paso firme del que sabe a lo que va… Hasta que pisó una mierda que algún recluso había dejado allí con la mejor intención.
—¡Me cago en la puta!
—No, la puta se ha cagado en tus zapatos —se dejó oír una fuerte voz a sus espaldas.
El tipo se dio la vuelta y se encontró ante un negro de 150 kilos de músculo. Lmiró fijamente durante unos segundos.
—Mis zapatos se cagarán en tu puta madre, gordo.
Al parecer al recluso no le hizo demasiada gracia el apelativo por lo que estaba a punto de pisotear al bajito con sus botas extra duras cuando sonó un pequeño timbre desde la muñeca del susodicho.
—¡Es la hora del té! —exclamó el hombrecillo extrayendo de alguna cavidad de su traje una pequeña taza con motivos florales y deteniendo el pie asesino con ella.
Tras esto de otro bolsillo extrajo una tetera que, lanzada hacia arriba, fue a impactar en la sesera del pobre negro que cayó redondo al suelo mientras la tetera cayó junto a él intacta.
—Porcelana vasca —dijo el hombrecillo agachándose a recogerla para echarse una taza—, no hay diox que tenga cojones de romperla.
Se tomó su taza rodeado por la atenta mirada de los reclusos, se limpió el zapato en la cara del todavía inconsciente hombre de color y prosiguió su camino hacia el edificio más fuertemente vigilado del recinto.
En la puerta de aquel edificio reinaba un gran cartel en el que se podía leer “Prohibido el paso, riesgo de muerte”, pero el tipo nunca fue de mucho leer así que simplemente se rió un poco de los graciosos dibujitos de huesos y calaveras y sin más reanudó su camino teniendo ahora buen cuidado de no pisar lo que no tenía que pisar.
Se acercó al primer guardia que vio y le preguntó:
—¿Dónde está el ron?
—¿Ron? ¿Te crees que esto es un puto bar?
—¿No entiendes de nombres en clave o qué?
—¡Maldita sea! ¡Ya estamos bastante ocupados buscando al chalado que ha dado una paliza al guardia de la puerta como para ocuparme de ti!
—¡¿Me vas a decir dónde está el prisionero 011010110110100001100001 o tendré que sacártelo a hostias?!
—¡Ah! ¡Conque un gracioso!
—¡Verás cómo te ríes! —dijo al tiempo que le propinaba un puñetazo en los cojones.
El guardia se dobló por el dolor.
—Y ahora que estamos a la misma altura, ¿me dirás dónde está 011010110110100001100001?
—Terce-era puerta a a la izquiquierda… —dijo el guardia con dificultad.
—¿Ves como no era tan difícil? —le respondió su interlocutor con una sonrisa sincera, tras lo que se dirigió como si nada a la puerta.
Ésta se abrió con la identificación de su pulgar mágico y tuvo el paso franqueado para poder ver, a media luz, cómo Khazike Khashondo colgaba bocabajo con varias camisas de fuerza fabricadas en hierro y una sonrisa divertida en la cara.
—Cuánto tiempo, Geekman.
▼▼▼

¡Eeeeeeeehhhhh! ¡Hemos vuelto! Sí, dejad de frotaros los ojos si sois veteranos o de decir “wtf?” si sois nuevos. Vuestro narrador favorito ha vuelto y con él nuevos capítulos de lo que antes era Yo, Khazike. Para los n00bs que no lo conocieran es una hilarante serie de relatos que narran las aventuras del bellísimo, listísimo, fortísimo y modestísimo Khazike Khashondo en la que salen personajes ilustres de nuestra amada frikipedia. Si estás leyendo esto a lo mejor algún día sales. ¿A qué esperas para hacerle la pelota a Khazike? Es más, ¿a qué esperas para pasar de mí y seguir leyendo?
Pero antes un anuncio de nuestro patrocinador: Flanes Dhal. “¿Aburrido de comer siempre con la misma cuchara? ¿Harto de que el flan escape de tus garras y tu boca? ¡Ya nunca más! ¡Con el cucharón de madera Dhal patentado eso no volverá a ocurrirte. ¿A qué esperas para comprar tu cucharón Dhal? Está dhalicioso.
¡Y ahora continuamos! Y recordad: nada de esto es real cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia (no me demandéis).

—Estar colgado es lo que tiene. Uno no recibe demasiadas visitas y comida la justa. Y, créeme, no quieres saber cómo lo hago para mear.
Geekman le miraba sentado en una mesa que había en la habitación.
—¿Y Marisa?
—La tienen en otra celda. Dicen que es más peligrosa que yo.
—Es que tú sin Marisa eres un paquete.
—¿A que te mato?
—¡Inténtalo, pera de hagua!
Khazike se sacudió un poco intentando liberarse, pero pronto la vaguera pudo ás que él y desistió.
—Bueno, ¿has venido a insultarme o simplemente te aburrías?
—He venido a decirte algo.
—Ya me has dicho algo.
—Me refiero a otro algo.
—Pues escupe de una maldita vez.
—Necesito tu ayuda —dijo Geekman repentinamente serio.
—Como todos. ¿Qué tripa se te ha roto?
—El reino va chungo.
—¡Me la suda el reino!
—¿Después de haberlo salvado?
—Fue por casualidad y lo sabes, yo sólo quería patear cabezas.
—En cualquier caso la cosa se está yendo a pique.
—¿Qué parte de que fue por casualidad no te acaba de entrar?
—El rey Trekso se fue un día a dormir y todavía no ha despertado. Trucha, el antiguo rey, ha retomado el puesto y las cosas no van tan bien como deberían.
—¿Ha soltado a los wombats? —preguntó Khazike ahora extrañamente interesado.
—Está organizando una caza de brujas, los renegados han organizado guerrillas en el bosque y sus consejeros le envenenan la mente.
—¿Eso no se parece mucho al señor de los anillos?
—Ssshhh, calla.
—Bueno, aunque quisiera ayudar estoy un poco colgado.
—Escapa.
—Nah, aquí tengo comida gratis.
—¡Te tienen colgado bocabajo!
—Es mejor que pagar alquiler.
—Te diré lo que haremos. Tengo tu caravana, estaré con ella aparcada tres días en la puerta de la cárcel, si quieres venir te daré 20 de los grandes.
—¿20 de los grandes? Me lo pensaré.
Geekman no dijo nada más. Se puso en pie y salió de la habitación cerrando la puerta a sus espaldas.
Khazike se quedó sólo con sus pensamientos, meó un rato y siguió pensando. Al cabo de un rato gritó:
—¡Guardia! ¡¿Queda mucho para la cena?!
Silencio.
—¡¿Guardia?!
Silencio.
—¡Oh! ¡Qué demonios! ¡¡¡Mariiiiisaaaaa veeeeeeeen!!!
Continuará. ( o Y o )

2 comentarios :

  1. xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

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  2. Si tuvieran que hacer una nueva versión de Demolition Man, obviamente iba a ser con Kha er Grande. Me ha encantado, sobretodo cuanto Geekman se limpia el pie xDDDD

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